Los niños de mi época teníamos muchas preguntas sin respuesta. Eso era normal, ya que casi no había diálogo o era muy poco lo que podíamos preguntar. Son cosas de grandes, nos decían, y eso era suficiente para terminar con cualquier interrogante…
En Viale, todos los nacimientos o casi todos, fueron asistidos por parteras. Había dos muy conocidas, la señora de Riffel y Juanita Pizul. En realidad, a mi, al igual que a todos los niños, nos hablaban de la visita de la cigüeña, a la que imaginaba como la dibujaban los libros y revistas de entonces. Un ave muy grande con un pañuelo que colgaba de su largo pico, donde viajaba el bebé recién nacido que llegaba a la casa elegida, …
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