Estoy muy contenta mamita querida,
porque inauguramos a nuestra escuelita.
Hay una gran fiesta con mucha alegría,
donde participa la gran mayoría
de toda la gente de la cercanía.
Estruendos de bombas al rayar el día,
al Rey de los Astros dieron bienvenida.
Flamea en lo alto la enseña argentina,
henchida de gozo, de paz y de dicha.
Cantaron el Himno la gente reunida,
cubriendo sus ecos a nuestra escuelita.
Alegres los rostros expresan sonrisas,
y los corazones con fuerza palpitan...
Es que todos sienten inmensa alegría,
porque inauguramos a nuestra escuelita.
Es así la escuela, mamita querida,
a la que tu hija –razón de tu vida-
concurre anhelosa toditos los días.
Ella es el fruto de fuerzas unidas,
de la acción fecunda, noble y decidida,
de toda la gente que habita esta Villa,
como del gobierno de nuestra Provincia,
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Galardón sublime de la Patria Chica.
Todos cooperaron para verla erguida,
para que naciera flamante, bonita...
primero ladrillo, más tarde cal viva,
arena y “portland”, de a poco traían.
baldosas, mosaicos, reunidos en pilas,
hierros, aberturas, para la escuelita.
Hicieron cimientos, y después las vigas,
techo y revoques, todo sin fatiga;
hasta la pintaron de blanco enterita,
Como nuestra Santa, la Virgen María...
y como una novia recién vestidita.
Aquí está la escuela, mamita querida;
nido de cariño, caja de armonías,
valioso tesoro que tierno prodiga
cual madre amorosa, su sabiduría.
Es ella ternura, es fuente de vida,
porque nos inculca bondad infinita.
Ella es luz radiante que el alma ilumina
y que nos conduce por senda benigna.
Todo eso es la escuela de Las Hermanitas
que hoy inauguramos, mamita querida.
Por eso yo ofrezco con la fe más viva,
mi humilde oración: ¡Qué Dios la bendiga!
Poesía de don Amalio Zapata Zoñez.
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